Gracias Gimena por escribir este texto tan hermoso para nosotros.
El susurro mudo de la invención o la sombra de la siesta.
Sobre
la muestra La
siesta de la semilla
de Leticia Aiello y Mariano Perarnau en Perfecta Galería.
Ese
enjambre, esa jauría de nostalgia que te recubre la piel no se ve en
todas las personas.
"no
quiero otra noticia sino vos" (Juan Gelman)
Las
tres de la tarde y el sol que pegaba fuerte sobre la piedra laja en
el patio de atrás. Ni los pájaros, ni mis dos perros, se animaban a
pararse ahí. Cada tanto por un costado que sí tenía sombra, alguno
se acercaba con una mora manchándole la boca.
La
medida del paisaje era la posibilidad en la ventana, entre las
hendijas apenas de la persiana de madera bordo. En esa hora todo
dentro debía estar quieto, y lo estaba, menos mi cabeza. Entonces
veía avanzar finísima una bicicleta y un silbido, y pensaba que él
pensaba: nadie
me ve…
Pero no solo lo veía sino que me iba con él, en su bici entre los
sonidos de las piedritas saltando a cada lado y el fino polvillo
suelto desprendiéndose al doblar para bordear la plaza.
Lo
siguiente es un ruido de agua cayendo; alguien
dejó una canilla abierta,
me apresuro a pensar, e imagino un lugar posible. La casa de mi
vecina de al lado. El agua rebalsando en un tazón de lata. El
recorrido dibujando sobre la tierra húmeda. Me pregunto ahora, ¿Cómo
podía escuchar tanta distancia? Yo creo que un poco lo escuchaba y
un poco me invitaba a viajar con esos sonidos por esas historias.
Al
ver la hermosa casualidad de silencios sonoros entre la obra de
Leticia y Mariano, pienso en estas postales de mi infancia. Me gusta
contar estas historias, porque en un punto son de todos. Las horas
guardadas del sol sobre los techos jugando a los puntos rojos con los
ojos, jugando a la valentía de quedarnos ciegos de belleza por unos
segundos. Esas historias como esos paisajes, son memorias plurales.
La nostalgia-feliz de todos.
Noto
una cuestión de paisaje solitario, apenas habitado por un pequeño
auto que avanza, por una montaña de platos entrando en la pausa
luego de una sobremesa. Todos están ahí como una casualidad
olvidada. Incluso puedo escuchar que los tiempos están compartidos y
como cuando miraba por la ventana de mi infancia, esas aglomeraciones
de imágenes me dicen en sonidos: de donde y hacia donde, y me gusta
como esa música va apareciendo y generando una trama cierta y
sensible. Confidente.
La
fotografía de Leticia tiene un tiempo especial, es como que si
estuviera abriendo una cortina y esperando que nos asomemos a una
intimidad detenida , a compartir ese secreto de silencios. La
composición generada entre las pinturas de Mariano y Leticia tiene
ese sigilo. Una mujer de espaldas en el borde de un campo, el jardín
de azules, un río quieto, las sombras rojas, los verdes, los
espacios… Todo hace parte de un plan íntimo, las piezas parecen
compartirse el movimiento ultra quieto. Como si no hubiera nada más
verdadero. Como si en un punto cada cuadro fuera un engranaje
necesario para que todo continúe. Para que se sostenga.
La
vegetación que inunda la sala no responde a una geografía única
pero la masa de follaje nos habla de distancias, de lejanías
cercanas. Entonces es cuando, la pintura de Mariano nos trasporta a
una tierra posiblemente visitada, lugares por donde seguro hemos
transitado, pero que solo en estas postales necesarias, el peso del
aleteo de un insecto se puede equiparar con el caudal de un río.
Estamos tentados a pensar que estos son lugares que para
encontrarlos, uno tan solo tiene que perderse.
Hace
un tiempo leí un hermoso cuento japonés, me sorprendió como una
situación tan honda, tan sensible y tan importante sucedía entre
dos pestañeos. Siento que la
siesta de la semilla
detiene ese efímero pestañeo y nos lo comparte, dejando el espacio
justo para que cada uno de nosotros dotemos de sensibilidad, poesía
y anécdota cada lugar. Como escribió Basho; Tu
poesía surge por sí sola cuando tú y el objeto se ha vuelto uno.
La
experiencia, se agradece.
Por
Gimena Castellón Arrieta
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6.-Extractado
de Zen,Sabiduria Esencial; Colección Letra Viva, pág. 70
Editorial Troquel S.A 1995 Argentina.
Editorial Troquel S.A 1995 Argentina.
2 comentarios:
Nos gustó. Nos gustan las siestas!
De algo de eso hablamos acá...
http://www.unapapelera.com.ar/2012/04/un-objeto-del-frio.html
: ) ¡qué lindo!
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